Médico operaba sin anestesia: El presunto médico, pese a sus antecedentes penales seguía realizando operaciones impunemente.
Miguel Angel Cavallo el día de ayer fue imputada por la fiscala Claudia María Cavallo, quien había sometido a una operación de implantes mamarios a una joven en su sanatorio privado de la capital, pero la misma falleció luego de la cirugía el pasado 30 de diciembre. La víctima fue Maylen Analía Romero Ledesma.
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El supuesto médico no solo había operado a la mujer sin la presencia de un anestesiólogo, sino también, hizo constar que la intervención a llevarse a cabo sería una “operación de parpados”, lo que finalmente fue una operación para agrandar el busto, según afirmó el Ministerio Publico.
Cavallo, quien supuestamente se desempeñaba como cirujano plástico, tiene una condena por haber habilitado un quirófano en su domicilio sin un permiso del Ministerio de Salud. Pero lo más curioso del caso es que, su pena fue prestar servicios al Cenquer (Centro de Nacional del Quemado y Cirugías Reconstructivas), pese a que el Dr. Balmelli, director del centro expresaba su oposición a este acto.
Otro de los casos de Cavallo, se trataría de una “mala praxis” en el cual dejó con secuelas al rostro de una mujer a quien habría intervenido.
Utilizaba hilo de pescar para las suturas y prótesis usadas
Dos pacientes que habían pasado por el quirófano de Cavallo, quienes hicieron uso de nombres ficticios, haciéndose llamar María y Raquel – por miedo a represalias y evitar la re victimización –, siendo identificadas por el medio de prensa de ABC, relataron sus experiencias el día martes.
Médico operaba sin anestesia – Testimonio de una de sus pacientes:
“Tengo una experiencia terrorífica, el cual parece que se quitó de una película de terror. En su momento, cuando había puesto una denuncia en su contra, me trataron como si estuviese loca, porque es fue el término que utilizaron. Jamás pago por las atrocidades que realizó. Yo soy de Clorinda”, señaló Raquel.
La victima narró que Cavallo le mencionó que era más conveniente realizarle la operación en un sanatorio de Asuncion, ya que en ese periodo, el tipo de cambio entre el guaraní y el peso argentino, le convenía más a la capital del país.
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“Consulto junto con el unas prótesis mamarias en Clorinda, pero el insistía en operarme en Asuncion, ya que para nosotros los sanatorios asuncenos son todo un lujo y por el cambio era más accesible. El mencionaba que tenía acceso en distintas partes. Yo en la intensión de avivarme, le dije que yo quería comprar mis propias prótesis, porque el para mí, no dejaba de ser un extraño. Nos fuimos en una importadora de nombre Ruotti, y las había adquirido por el valor de US$ 1.000, y eran una marca inglesa o algo así”, describió.
“Voy a sitio, me hacen la cirugía en un sanatorio. Observe a un par de enfermeras, salí bien. Con el trascurso del tiempo, no notaba mejoría en mis mamas y fiebre comenzaba, de ser moradas pasaron a ser verdes. Por lo que se manifestaba una infección generalizada y el, como era de esperarse, me dejó. No hacía caso a los mensajes, sin remedio, tuve que contratar a otro especialista, me abre los pechos y las extrae (las prótesis), señalándome que yo tenía prótesis de marcas desiguales, y para colmo, no eran las que yo había comprado, más bien ya eran usadas que el mismo las esterilizó y las volvió a usar. Quedándose con las que yo había comprado. Para realizarme la sutura utilizó hilo de pescar, ni siquiera era el tipo de hilo que necesitaba”, relataba Raquel.
Pero el problema siguió cuando la misma intentó denunciar al médico, y se encontró con la sorpresa que no existía registro alguno que algún procedimiento se haya efectuado en el sitio.
“Me presento en el sanatorio para buscar los registros, y no había nada que afirmara que yo estuve en el sanatorio. Pero tuve la fortuna de hablar con una anestesióloga que laboraba con el cirujano plástico que me reconstruyó las mamas y me confesó ‘el día que estuviste acá nosotros estábamos y no te quiero contar los gritos que dabas dentro del quirófano, ese tipo está loco. Él te seda, no te aplica anestesia alguna, sentías todos los dolores’, el otro cirujano plástico que estaba en frente es el Dr. Artemio Vera, intentó parar la cirugía y le dijo a Cavallo ‘yo te pago un anestesiólogo, pero por favor, no sigas sin anestesiarle a esta mujer, yo no puedo operar así’. Quiso detener el procedimiento pero, el continuó igual”, expresó.
Intercambio de favores entre fiscala y acusado
Con la intención de continuar con el proceso, Raquel estuvo puesta ante una barrera burocrática. Alegó que la fiscala, de manera repentina cambio de parecer y con el paso del tiempo, se reflejaba que se trataba de un cambio de favores con el presunto médico.
“Comentan que te inyecta un derivado de la ketamina, que cumple la función de hacer que no recuerdes el dolor, me fui a hacer la denuncia y la desestimaron. Recuerdo que la fiscal al inicio me recibió de la mejor manera, pero en el día de mi audiencia, ella lucia totalmente tuneada como se dice, y ella declaró que el doctor era uno de los mejores en Paraguay y yo era una habladora y que estaba loca. La fiscal fue Nancy Salomón”, nombró la mujer.
Cuenta con custodia a base de macumba
“Desde el inicio previene todo esto, para mí ya debe darse la figura del dolo eventual. Con este procedimiento la Fiscalía está siendo de gran ayuda, pero él va a volver a salir en libertad, porque compra jueces, fiscales y no sé qué más. Mencionó que una tarotista es su guía, Mamacha de Ogun, que por medio de su mano él se guía en el mundo y por medio de ella, se pasa haciendo todo tipo de cosas. Cuando algo le reclamas, te dice que con ella te va a solucionar. Ahora solo quiero que se haga justicia y que estén por encima de la Fiscalía, porque de seguro van a concederle una condena insignificante”, sentenció Raquel.
Por culpa del médico hasta se quedó sin trabajo
María es otra de la victimas de Cavallo, hasta inclusive, por causa suya perdió su trabajo después de haberle hecho una mala praxis.
“Me fui junto a él y solo él me había atendido. Me suministraron anestesia local. La cirugía que me realice fue una vaginoplastia. Él me dijo que era una operación menor, que una vez culminada podía levantarme e irme, por eso no llevé a nadie que me acompañara. Una vez finalizado el procedimiento salí del lugar y pedí un Uber.
Cuando estaba abajo, el vino a abrir la puerta y observó que estaba sangrando, lo cual me indicó que cuando llegue a mi domicilio me cambiara y ponga algo que pueda proteger esa zona. Me subí al Uber, pero como cada vez de desangraba más, no tuve de otra que quedarme en el IPS de Luque”, contó María.
“Allí me hicieron los primeros auxilios, para luego trasladarme en el IPS Central porque la hemorragia no se detenía. Ahí me socorrieron y prácticamente me salvaron la vida. Entre en cirugía y la doctora me explico que él me cortó una arteria y a consecuencia de eso el sangrado no se detenía. Dos días estuve ahí y luego me internaron por dos semanas. Hasta me quedé sin trabajo por eso. La operación me costó G. 3.000.000”, terminaba su relato y al mismo tiempo exigió justicia en nombre de todas las victimas del supuesto médico.
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