Algunas madres están tomando medidas
Para muchos padres, la pregunta sobre cuándo permitir que sus hijos tengan un celular es motivo de preocupación. En el Reino Unido, algunas madres, inquietas por los efectos del uso de teléfonos móviles en los niños, están tomando medidas.
Daisy Greenwell, madre de tres hijos, se alarmó cuando otra madre en la puerta de la escuela mencionó que su hijo de 11 años ya tenía un smartphone, al igual que muchos de sus compañeros. Esta conversación la llevó a reflexionar sobre el impacto potencialmente negativo que podría tener en la salud mental de su hijo. Decidió compartir sus preocupaciones en Instagram, desencadenando una ola de respuestas de padres igualmente preocupados.
Un Movimiento por una Infancia sin Celulares
Junto a su amiga Clare Reynolds, Daisy Greenwell inició una campaña llamada “Padres Unidos por una Infancia Libre de Celulares”. Su objetivo es concienciar sobre los peligros del acceso temprano a los dispositivos móviles, que pueden exponer a los niños al acoso en línea, a la presión social y a contenidos inapropiados.
La preocupación de Greenwell se vio reforzada por estudios que sugieren que cuanto antes se le dé un móvil a un niño, peor podría ser su salud mental en el futuro. Estas preocupaciones se han vuelto cada vez más comunes entre los padres, quienes temen por el bienestar emocional de sus hijos.
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Un Cambio en la Infancia
El Ministro de Educación británico, Damian Hinds, ha observado que la mayoría de los estudiantes ahora tienen un teléfono móvil a los 11 o 12 años, lo que sugiere que se ha convertido en un “rito de iniciación”. Esta tendencia ha llevado a Greenwell a crear grupos de apoyo en línea y a colaborar con expertos en el tema.
El psicólogo Jonathan Haidt, en su libro “La Generación Ansiosa”, vincula el aumento de las enfermedades mentales entre los jóvenes con el uso generalizado de los smartphones. Aboga por prohibir el uso de móviles antes de los 14 años y de las redes sociales antes de los 16. Destaca la importancia de que los padres se unan para resistir la presión de sus hijos y proteger su bienestar emocional.
El movimiento por una infancia sin celulares refleja la creciente preocupación de los padres por el bienestar de sus hijos en la era digital. A través de la concienciación y la acción colectiva, buscan preservar la inocencia y promover un entorno más seguro y saludable para las generaciones futuras.