El entrenador de Paraguay, Gustavo Alfaro, no se guardó nada al analizar la brillante actuación de su equipo, que logró una emocionante victoria de 2-1 sobre Argentina en el Estadio Defensores del Chaco. Fue un partido electrizante de las Eliminatorias Sudamericanas, donde, a pesar de que Lautaro Martínez había puesto a la Albiceleste en ventaja, la Albirroja supo dar la vuelta al marcador con goles de Antonio Sanabria y Omar Alderete.
“Cuando te enfrentas al actual campeón del mundo, que además ha ganado las últimas dos Copas América y lidera la Eliminatoria, lo más importante es hacerlo desde la humildad y la rebeldía”, comenzó Alfaro, destacando la magnitud del desafío que representaba Argentina.
El técnico paraguayo dejó claro que la actitud de sus jugadores fue fundamental. “Hubo rebeldía contra la adversidad y contra quienes ya pronosticaban nuestra derrota”, apuntó, refiriéndose a los que siempre ven el vaso medio vacío. “El alma del jugador paraguayo es noble y nunca hay que darla por muerta. Lo que vivimos hoy se debió a esa rebeldía y a la convicción de que nunca hay que rendirse”, añadió, haciendo hincapié en que, a pesar de no haber clasificado a los últimos tres Mundiales, el equipo sigue luchando.
Alfaro también elogió a su plantel, diciendo que “hacen que las cosas sean más fáciles”. Sin embargo, dejó claro que no hay tiempo para relajarse: “Tienen hasta las 12 para descansar. Después nos vamos a Bolivia, y allá es complicado sacar puntos. Ganarle a Argentina es difícil, pero no hemos conseguido nada aún. Lo que hicimos hoy fue importante, pero necesitamos sumar más puntos. Si seguimos con esta actitud y rebeldía, no tengo dudas de que lo sentiremos nosotros, los rivales y todo el país”.
Ellos me enseñaron a demandarles, a exigirles, a respetar su nobleza
Entre las frases más destacadas de Alfaro en la conferencia de prensa, resaltó: “Ellos me enseñaron a demandarles, a exigirles y a respetar su nobleza. En algún momento, sin decirlo, ellos pedían volver a ser Paraguay. No lo digo como una crítica, sino como un llamado a sentirse representados por lo que hacen. Esto no se trata solo de formas, sino de actitudes. Siempre digo que si un maestro no aprende de sus alumnos, no está listo para enseñar. Estos chicos me enseñan constantemente. Aún estamos lejos de nuestra mejor versión, pero me muestran que no hay límites, que siempre quieren superarse. Eso es algo que hay que cuidar, porque se tarda mucho en construir y se puede destruir de un día para otro”.
También reflexionó sobre su relación con la pasión del hincha: “Para sobrevivir en este ambiente, hay que controlar la pasión, por eso me cuesta gritar los goles. Pero cuando veo a la gente con las camisetas, me acuerdo de mí mismo, de cuando era un niño en Rafaela, soñando con llegar a ser algo grande. Ver a esos chicos con la camiseta de Paraguay me hace sentir que debo hacer un guiño a esa pasión”.
Mucho me enseñó el paraguayo
Además, Alfaro compartió su perspectiva sobre el tiempo de trabajo: “Mucho me enseñó el paraguayo. A menudo decimos que no tenemos tiempo para trabajar, entrenar y probar cosas nuevas, pero eso no es del todo cierto. No tengo tiempo, pero ellos me han enseñado que hay predisposición y actitud para unirse a un sentimiento, más que a una idea. Cuando hay tanta devoción por revertir la adversidad, el tiempo deja de ser lo más importante”.
Finalmente, concluyó con una reflexión sobre el partido: “No sé si merecimos ganar hoy. Jugamos bien y fuimos eficaces. Teníamos virtudes y eso se sentía. Cuando nos hicieron el gol, vi a los jugadores tranquilos, diciéndose entre ellos que todo iba a estar bien”.
Con esta victoria, Paraguay no solo suma puntos valiosos en las Eliminatorias, sino que también se llena de confianza.