Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Brigham Young (BYU) en Estados Unidos ha sacado a la luz un hallazgo sorprendente: la práctica regular de ejercicio intenso puede retrasar el envejecimiento celular hasta en nueve años. La investigación, publicada en la prestigiosa revista Preventive Medicine, se centró en el análisis de la longitud de los telómeros, estructuras que protegen los extremos de los cromosomas y que se acortan con el paso del tiempo como parte del proceso natural de envejecimiento.
Los telómeros juegan un papel fundamental en la biología del envejecimiento. Actúan como protectores de los cromosomas, evitando que el ADN se dañe durante la replicación celular. Sin embargo, con cada división celular, los telómeros se acortan, lo que eventualmente conduce al deterioro de las células y al envejecimiento. El estudio de BYU reveló que las personas que realizan ejercicio vigoroso de manera constante pueden ralentizar este proceso de acortamiento, manteniendo sus células “más jóvenes” en términos biológicos.
La investigación no solo destaca los beneficios del ejercicio intenso, sino que también subraya una diferencia significativa entre los diversos niveles de actividad física. Las personas que practican ejercicio vigoroso regularmente, como correr o participar en deportes de alto impacto, muestran una clara ventaja en términos de envejecimiento celular en comparación con aquellas que llevan un estilo de vida más moderado o sedentario.
Los investigadores analizaron muestras de ADN de casi 6.000 adultos y descubrieron que quienes realizaban ejercicios intensos tenían telómeros comparables a los de personas biológicamente nueve años más jóvenes. Por el contrario, aquellos con actividad física moderada o que permanecían sedentarios no presentaban diferencias significativas en la longitud de sus telómeros. Esto indica que, si bien la actividad física moderada tiene sus beneficios para la salud, no genera el mismo impacto a nivel celular que la actividad vigorosa.
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Este hallazgo refuerza la idea de que la intensidad del ejercicio es crucial cuando se trata de reducir el envejecimiento celular, un aspecto que no puede ser alcanzado solo con ejercicios leves o moderados.
Para obtener los resultados, los investigadores midieron la longitud de los telómeros en los participantes y compararon estos datos con sus niveles de actividad física. Se dividió a los individuos en tres grupos según su nivel de ejercicio: sedentarios, moderadamente activos y aquellos que realizaban ejercicio vigoroso al menos cinco veces por semana.
Los hallazgos revelaron que solo los individuos con altos niveles de actividad física mostraban telómeros significativamente más largos, lo que se traduce en un envejecimiento celular mucho más lento.
Este tipo de estudios aporta evidencia sólida sobre la relación entre el ejercicio físico intenso y la prevención del envejecimiento biológico, sugiriendo que quienes mantienen una rutina constante de actividad vigorosa pueden gozar de un envejecimiento celular más lento en comparación con aquellos con un estilo de vida más inactivo.
Uno de los aspectos más destacados del trabajo es la importancia de la intensidad del ejercicio para lograr los beneficios en el envejecimiento celular. Según los investigadores de BYU, la clave para ralentizar el acortamiento de los telómeros no radica simplemente en realizar algún tipo de actividad física, sino en la intensidad con la que se lleva a cabo.
El estudio reveló que quienes practican ejercicio vigoroso al menos cinco días a la semana –como correr, participar en deportes de alto impacto o actividades que exigen un esfuerzo físico considerable– tienen una ventaja notable en la longitud de sus telómeros. Estos individuos mostraban telómeros que correspondían a personas nueve años más jóvenes en términos biológicos, lo que significa que el ejercicio intenso tiene un impacto significativo en la reducción del envejecimiento celular.
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En contraste, aquellos con un nivel de actividad física moderado o que llevaban una vida sedentaria no experimentaron una mejora significativa en la longitud de sus telómeros. Esto sugiere que si bien el ejercicio moderado puede mejorar otros aspectos de la salud, solo la actividad física intensa parece activar este mecanismo específico de protección celular.
Este hallazgo destaca la importancia de incorporar una rutina de ejercicio de mayor esfuerzo en nuestras vidas si queremos maximizar los beneficios antienvejecimiento a nivel celular.
Este hallazgo es crucial, ya que los telómeros, al acortarse, están directamente relacionados con el proceso de envejecimiento y el desarrollo de diversas enfermedades relacionadas con la edad. Al mantener estos telómeros más largos, el cuerpo puede preservar mejor la integridad del ADN y, por tanto, las funciones celulares, lo que a su vez podría retrasar el inicio de enfermedades crónicas vinculadas al envejecimiento.
Aunque el estudio se centró principalmente en el impacto celular, sus implicaciones son amplias. La investigación sugiere que mantener una rutina de ejercicio vigoroso no solo favorece la longevidad celular, sino que también podría ser un factor determinante en la prevención de problemas de salud relacionados con la edad, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertos tipos de cáncer. En este sentido, la actividad física intensa podría actuar como un “esc
Fuente: Infobae