Cuando hablamos de “lenguaje escrito”, básicamente nos estamos refiriendo a cómo usamos la escritura para transmitir ideas, historias o cualquier tipo de información de un punto A a un punto B. Suena sencillo, ¿no? Pero esto va mucho más allá de solo poner palabras en papel o en una pantalla. El lenguaje escrito es una invención humana, y a diferencia del lenguaje hablado o el lenguaje de señas, nadie nace sabiendo escribir. Tenemos que aprenderlo.
En pocas palabras, el lenguaje escrito es un sistema que nos permite comunicarnos a través de símbolos gráficos. Puedes encontrarlo en cualquier lado: en un libro, en un anuncio de la calle, en un mensaje de WhatsApp. Pero a diferencia de una charla cara a cara, no hay un “emisor” y un “receptor” inmediatos. Aquí no hay contacto directo. ¡El emisor puede haber escrito su mensaje hace años!
Ejemplos de Función Referencial
Lo más loco de esto es que incluso lenguas que ya no se hablan, como el latín, siguen vivas en cierta manera gracias a los textos escritos. Y aunque esa lengua ya no se use en una conversación común, su forma escrita sigue ahí, registrándose siglos después.
Un lenguaje lento pero seguro
El lenguaje escrito tiene un ritmo diferente al hablado. Mientras las palabras que salen de nuestra boca evolucionan rápidamente con el tiempo—pensemos en cómo hablan nuestros abuelos versus cómo hablamos nosotros—la letra escrita suele marchar más despacio. En algunos casos, tanto se diferencian que casi parecen dos lenguas distintas. Es lo que le pasa al árabe, por ejemplo: lo que se lee y lo que se habla casi parecen idiomas diferentes.
A veces, el lenguaje hablado se vuelve tan importante que se fija y crea una nueva versión escrita. Algo parecido pasó con el español, que surgió como una derivación del latín mucho antes de que se “oficializara” en el papel allá por el siglo X. Ya era una lengua hablada, pero darle una forma fija, escrita y reconocida tomó un poco más de tiempo.
Características que hacen único al lenguaje escrito
¿En qué se distingue el lenguaje escrito de otras formas de comunicación? Aquí hay algunas claves rápidas:
- Es un invento: El lenguaje escrito no es natural ni automático como el habla. Se aprende, y no todo el mundo tiene acceso a él.
- Es visual: Al final del día, estamos viendo símbolos que representan palabras.
- Es duradero: Una vez que algo queda registrado por escrito, puede durar muchísimo. Los viejos manuscritos o grabados en piedra lo demuestran de sobra.
- Es indirecto: Cuando escribimos, no tenemos que estar en el mismo lugar o tiempo que el que va a leer después. El mensaje sigue ahí, esperándonos.
Además, hoy en día puedes encontrar el lenguaje escrito en diversas formas: manual (como escribir a mano), impreso (como en los libros) o digital (como los correos electrónicos).
¿Por qué la escritura cambió todo?
Imagina un mundo sin escritura… Todo el conocimiento dependía de la memoria y las historias orales. Claro, los pueblos tenían sus maneras de transmitir conocimientos de generación en generación, pero con tantas repeticiones, las cosas se distorsionaban. La escritura fue como un “hack”, una forma de guardar todo lo importante para que no se perdiera ni cambiará demasiado con el tiempo. Las ideas podían viajar a lo largo de siglos y continentes simplemente porque alguien decidió escribirlas.
Gracias a la escritura, pudimos tener libros, bibliotecas y, más tarde, internet. Esto permitió que el conocimiento humano se acumulara de formas insospechadas, creando una especie de ciclo interminable de saberes. Escribir ha sido clave para preservar y compartir nuestros avances como sociedad.
Los ingredientes de la comunicación escrita
¿Te has puesto a pensar en qué elementos necesitas para que realmente ocurra una “conversación” escrita? No es tan diferente del lenguaje hablado, pero tiene algunas particularidades:
- Emisor: La persona que escribe el mensaje, ya sea con papel y lápiz o teclado en mano.
- Receptor o lector: Quien recibe el mensaje y lo interpreta. A veces, puede ser alguien del futuro, como cuando leemos una carta escrita hace décadas.
- Canal: Es el medio donde queda registrado el mensaje, ya sea una hoja de papel, una pantalla electrónica, un pedazo de madera… ¡hasta una pared tiene potencial!
- Mensaje: Lo que estamos escribiendo, claro. Lo que el emisor tiene en mente y quiere compartir con el receptor.
- Código: El idioma en el que se escribe, sea español, inglés o incluso jeroglíficos.
Ejemplos para conectar
Te doy algunos ejemplos rápidos donde usamos el lenguaje escrito, solo para que lo aterrices mejor en el día a día:
- Ese correo electrónico rápido que mandas a tu jefe o compañero de trabajo.
- Un libro de historia que alguien escribió hace siglos y que nosotros seguimos leyendo.
- Los anuncios de publicidad que ves en la calle o incluso en redes sociales, te están hablando por escrito.
- El diario de una chica adolescente, donde escribe sobre sus emociones, quizá escondido de sus padres.
- Una carta personal enviada por correo postal (¡esas cosas todavía existen!).
- Un mensaje de “auxilio” escrito con una rama en la arena de una playa.
- Los jeroglíficos en las pirámides, que hoy nos permiten saber cómo vivían los antiguos egipcios.
- El manual de instrucciones de una lavadora (sí, esos que casi nunca leemos).
- Poemas, cuentos o ensayos que aparecen en revistas o sitios web de literatura.
Cada uno de estos ejemplos es parte de la forma en la que el lenguaje escrito se convierte en una herramienta crucial para registrar y pasar información, e incluso, para conectar a generaciones que jamás compartieron el mismo espacio o tiempo.
Pero… ¿Y cuál es la diferencia entre lo oral y lo escrito?
Por mucho que usemos tanto el lenguaje oral como el escrito para expresarnos, no son iguales. Aunque en esencia ambos dependen de un código (el idioma compartido por quien habla y quien escucha, o quien escribe y quien lee), las diferencias son bastante notables.
Para empezar, la oralidad llegó mucho antes que cualquier tipo de escritura. Nuestros antepasados ya chismeaban y compartían historias alrededor de un fuego mucho antes de que alguien pensara en escribir esos chismes en una roca o en un rollo de pergamino. La escritura es una especie de “extensión” de la lengua oral, una herramienta que apareció cuando nuestros antecesores se dieron cuenta de que necesitaban una manera más fiable y duradera de preservar lo que sabían.
Eso nos lleva a diferencias clave. Aquí van algunas:
- El lenguaje oral está lleno de expresiones faciales, gestos y tonos de voz que añaden sentido a las palabras. En cambio, el lenguaje escrito necesita de símbolos gráficos y signos ortográficos (como los puntos o las comas) para matizar el mensaje.
- Con lo oral, el intercambio es inmediato: hablas y respondes en el momento. Pero la escritura tiene esa diferencia de espacio y tiempo. Lo que escribes hoy puede ser leído mañana, o bien dentro de 500 años si todo sale bien.
- Cuando hablamos, podemos repetirnos o corregir lo que decimos sobre la marcha. En la escritura, tomar en cuenta esto es importante para expresar la inclusión de ideas concretas sin dar tanto rodeo, aunque siempre puede haber una segunda vuelta con revisiones.
- Otra diferencia clave es que los errores se perciben diferente: cuando cometes un error al hablar, puede pasar desapercibido o corregirse rápidamente. Sin embargo, en el lenguaje escrito, un error puede causar confusión (¿alguna vez leíste un mensaje de texto mal escrito que no tenía sentido? Exacto).
Un final abierto: el futuro del lenguaje escrito
El lenguaje escrito ya ha pasado por muchos escenarios, desde las tablillas de arcilla de los antiguos sumerios hasta las publicaciones en redes sociales. La pregunta ahora es: ¿qué sigue? Estamos viendo cómo la escritura digital está tomando un papel cada vez más grande. ¿Cambiará para bien o para mal la forma en que nos comunicamos? ¿Qué tan alejados estaremos en unos años del papel, de los libros físicos o incluso del teclado?
Quizás las formas muten y los medios cambien, pero la necesidad de dejar huella escrita sigue y seguirá siendo una característica fundamental de lo que nos hace humanos. Al final del día, siempre habrá algo que necesitamos contar, y la escritura, sea cual sea su formato, siempre nos dará ese inmenso poder de comunicación a través del tiempo y el espacio.
Lo que sí es seguro es que, mientras sigamos escribiendo, seguiremos creando puentes que nos conecten, no solo con quienes nos rodean, sino también con las generaciones que aún están por llegar. Ya lo veremos.
Con todo esto, se puede decir que el lenguaje escrito está entrelazado con la historia de la humanidad misma: una herramienta que hemos utilizado para preservar nuestros relatos y, de algún modo, inmortalizarlos. Lo que sigue está por verse, pero de algo no cabe duda: escribir es mucho más que palabras en papel.
Fuente: quees.pro
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