La NASA ha anunciado que el Sol ha entrado en su fase de máxima actividad, un fenómeno que ocurre cada 11 años y que genera un aumento en el número de manchas solares, erupciones solares y eyecciones de masa coronal. Este ciclo solar, confirmado por la NASA, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y el Panel Internacional de Predicción del Ciclo Solar, traerá consigo efectos significativos sobre las auroras, los satélites y las redes eléctricas de la Tierra.
Aunque aún no se puede determinar cuándo alcanzará su pico exacto, se espera que este fenómeno continúe durante los próximos meses. Este ciclo solar en particular ha sorprendido a los científicos debido a la intensidad de su actividad. Las manchas solares se han multiplicado en la superficie solar, y las erupciones de energía del Sol han sido más frecuentes de lo anticipado.
La fase activa, conocida como el máximo solar, también genera fenómenos espectaculares más allá de las auroras. Las erupciones solares más intensas pueden causar cortes en la señal de radio y GPS, y las tormentas geomagnéticas impactan la infraestructura eléctrica. La más fuerte de estas tormentas fue observada en mayo de 2024, resultando en una de las exhibiciones de auroras más intensas de los últimos 500 años, según los astrónomos.
“Este anuncio no significa que este sea el pico de actividad solar que veremos en este ciclo solar. Si bien el Sol ha alcanzado el período solar máximo, el mes en que la actividad solar alcanza su pico máximo no se identificará hasta dentro de meses o años”, precisó el científico Elsayed Talaat, director de operaciones de clima espacial en la NOAA.
“La actividad de las manchas solares del ciclo solar 25 ha superado ligeramente las expectativas”.
“Sin embargo, a pesar de haber visto algunas tormentas grandes, no son más grandes de lo que podríamos esperar durante la fase máxima del ciclo”, afirmó Lisa Upton, copresidenta del Panel de Predicción del Ciclo Solar y científica principal del Instituto de Investigación del Suroeste en San Antonio, Texas.
Desde 1989, el Panel de Predicción del Ciclo Solar, un panel internacional de expertos patrocinado por la NASA y la NOAA, ha trabajado en conjunto para hacer su predicción para el próximo ciclo solar. Los astrónomos han seguido los ciclos solares desde que Galileo observó por primera vez las manchas solares en el siglo XVII. Cada ciclo solar es diferente: algunos ciclos tienen picos más largos y más breves, y otros tienen picos más pequeños que duran más.
Una de las consecuencias más impresionantes de este fenómeno es la posibilidad de presenciar auroras espectaculares. Estas se deben a la interacción entre las partículas expulsadas por el Sol y la atmósfera terrestre. Durante los últimos meses, regiones que normalmente no experimentan auroras, como partes de Europa y América del Norte, han visto cielos teñidos de colores brillantes debido a este fenómeno. Los espectáculos de auroras en mayo de 2024 fueron algunos de los más impactantes en décadas.
Sin embargo, no todo es belleza en este ciclo solar. La actividad solar también tiene efectos en la tecnología. Las erupciones solares pueden interrumpir las comunicaciones, especialmente las señales de radio y GPS, e incluso afectar a las redes eléctricas en la Tierra. Las eyecciones de masa coronal (CME) pueden causar tormentas geomagnéticas que no solo amenazan a los satélites en órbita, sino que también generan corrientes en las líneas eléctricas, lo que podría llevar a apagones si no se gestionan adecuadamente.
Uno de los eventos más poderosos de este ciclo solar fue una erupción solar de clase X9.0 registrada en octubre de 2023, que forma parte de las más intensas jamás medidas. Aunque la intensidad de las erupciones ha aumentado, los científicos aseguran que los fenómenos observados no han superado los parámetros normales que se esperan durante el máximo solar.
La llamarada más potente del ciclo solar hasta el momento fue una X9.0 ocurrida el último 3 de octubre (la clase X indica las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona más información sobre su fuerza).
La NOAA prevé tormentas solares y geomagnéticas adicionales durante el actual período de máximo solar, lo que generará oportunidades de observar auroras en los próximos meses, así como posibles impactos tecnológicos. Además, aunque con menos frecuencia, los científicos suelen ver tormentas bastante significativas durante la fase de declive del ciclo solar.
El Sol está actualmente en el ciclo número 25, y desde que comenzó la observación de manchas solares en el siglo XVII, cada ciclo ha mostrado variaciones únicas en su duración e intensidad. Algunos ciclos han sido más suaves, mientras que otros han mostrado una actividad más violenta. Los científicos solares no han logrado descifrar completamente las causas detrás de estos ciclos, en gran parte debido a la complejidad del dinamo solar, el mecanismo responsable de los campos magnéticos que generan las manchas solares y las erupciones.
¿Qué es un ciclo solar y cómo se produce?
El ciclo solar es un ciclo natural por el que pasa el Sol cuando pasa de una actividad magnética baja a una alta. Aproximadamente cada 11 años, en el punto álgido del ciclo solar, los polos magnéticos del Sol se invierten (en la Tierra, eso sería como si los polos Norte y Sur intercambiaran sus lugares cada década) y el Sol pasa de un estado de calma a un estado activo y tormentoso.
La NASA y la NOAA rastrean las manchas solares para determinar y predecir el progreso del ciclo solar y, en última instancia, la actividad solar. Las manchas solares son regiones más frías del Sol causadas por una concentración de líneas de campo magnético. Las manchas solares son el componente visible de las regiones activas, áreas de campos magnéticos intensos y complejos en el Sol que son la fuente de las erupciones solares.
“Durante el máximo solar, la cantidad de manchas solares y, por lo tanto, la cantidad de actividad solar, aumenta. Este aumento de la actividad brinda una oportunidad emocionante para aprender sobre nuestra estrella más cercana, pero también causa efectos reales en la Tierra y en todo nuestro sistema solar”, explicó Jamie Favors, director del Programa de Meteorología Espacial en la sede de la NASA en Washington.
El clima espacial, término que hace referencia a los fenómenos derivados de la actividad solar, ha cobrado una importancia creciente en la ciencia moderna. Tanto la NASA como la NOAA desempeñan un papel fundamental en la vigilancia y predicción de estos eventos, con el objetivo de reducir sus posibles impactos negativos en las infraestructuras tecnológicas y las misiones espaciales. Un acontecimiento clave en este campo tendrá lugar en diciembre de 2024, cuando la misión Parker Solar Probe de la NASA se acerque más que nunca al Sol. Este hito será crucial para profundizar en nuestra comprensión de los ciclos solares y los fenómenos que ocurren en la estrella desde su fuente misma.
Lo interesante de este ciclo solar es que está desafiando algunas de las predicciones científicas realizadas previamente. Aunque las proyecciones oficiales señalaban un ciclo relativamente tranquilo, expertos como el astrofísico Michael Wheatland anticiparon correctamente un ciclo más activo. Esto podría cambiar nuestra perspectiva sobre el comportamiento del Sol y su influencia en el sistema solar.
De cara al futuro, el estudio de los ciclos solares se vuelve cada vez más esencial, especialmente con el creciente número de misiones espaciales y satélites que dependen de la predicción del clima espacial. No solo es vital para proteger nuestra infraestructura tecnológica, sino que también contribuye a expandir nuestro conocimiento sobre el Sol, una estrella que, pese a siglos de observación, sigue presentando enigmas.
Los ciclos solares seguirán siendo un área clave de investigación astronómica, y cada uno de ellos ofrece valiosas oportunidades para profundizar en los mecanismos que rigen nuestro sistema solar. Durante los próximos meses, quienes observen el cielo tendrán la posibilidad de disfrutar de espectáculos naturales como las auroras, señal de la poderosa influencia del Sol sobre la Tierra y nuestras vidas.
Tanto la NASA como la NOAA están preparándose para el futuro de la investigación y predicción del clima espacial.
En diciembre, la Parker Solar Probe realizará su aproximación más cercana al Sol, superando su propio récord como el objeto más cercano a nuestra estrella. Este será el primero de tres acercamientos planificados a esta distancia, lo que permitirá a los científicos obtener datos cruciales sobre el origen del clima espacial.
Además, la NASA tiene previsto lanzar varias misiones en el próximo año para mejorar nuestra comprensión del clima espacial y sus efectos en todo el sistema solar. Estamos, sin duda, en una era de descubrimientos solares que promete profundizar en el conocimiento de estos fenómenos.
Conforme avance el máximo solar, la comunidad científica seguirá observando atentamente cada nuevo acontecimiento, en busca de respuestas a preguntas que han intrigado a los astrónomos desde los tiempos de Galileo. Mientras el Sol continúa su ciclo, sus poderosas erupciones y tormentas seguirán siendo tanto una fuente de asombro como de desafíos.
Así que, si en algún momento el cielo se ve iluminado por bellas auroras, sabremos que el máximo solar está en pleno apogeo. Aunque los efectos en nuestros sistemas tecnológicos son inevitables, los avances científicos nos permiten estar cada vez mejor preparados para enfrentar las tormentas geomagnéticas y, al mismo tiempo, aprovechar cada fenómeno para comprender más sobre el comportamiento del Sol.
El estudio del clima espacial y de nuestra estrella es clave no solo para la protección de las misiones espaciales y los astronautas, como los que participan en la campaña Artemis de la NASA, sino también para la seguridad en la Tierra. Comprender el entorno espacial es esencial para mitigar la exposición de los astronautas a la radiación y para garantizar el funcionamiento de nuestras infraestructuras.
En resumen, el máximo solar nos ofrece una visión del Sol en su estado más dinámico, con sus erupciones y tormentas que nos impactan de diversas maneras. Mientras disfrutamos de los fenómenos naturales que produce y nos preparamos para posibles interrupciones tecnológicas, los científicos siguen trabajando para desvelar los misterios de nuestra estrella y cómo sus ciclos influirán en nuestro futuro, tanto en el espacio como en la Tierra.
Fuente: Infobae