Un equipo de investigadores descubre en ratones cómo diferentes tipos de alimentación restrictiva pueden alargar la vida. Aquí tienes los detalles.
Los avances médicos han permitido que las personas vivan más y con mejor calidad de vida. En este contexto, la restricción calórica ha demostrado ser una de las intervenciones más efectivas para prolongar la longevidad en diversos organismos. Sin embargo, los científicos siguen investigando por qué estas dietas funcionan y, lo más importante, cómo implementarlas en humanos.
Un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, ofrece una posible respuesta. Un equipo del Laboratorio Jackson, en Estados Unidos, monitorizó a casi mil ratones genéticamente distintos (para reflejar mejor la diversidad genética humana) que seguían varias dietas. La investigación concluyó que reducir el consumo de calorías tiene un mayor impacto en la longevidad que el ayuno intermitente, revelando que las dietas extremadamente bajas en calorías generalmente prolongan la vida de los ratones. Sin embargo, hubo un detalle crucial: los ratones que vivieron más tiempo con estas dietas restrictivas fueron aquellos que perdieron menos peso a pesar de consumir menos calorías.
Cómo se llevó a cabo el estudio
Para el estudio, se trabajó con 937 ratones hembra de más de seis meses de edad, asignados aleatoriamente a uno de cinco grupos:
- Alimentación ad libitum: Comer libremente.
- Ayuno un día por semana.
- Ayuno dos días consecutivos por semana.
- Restricción calórica del 20%.
- Restricción calórica del 40%.
Los ratones siguieron estas dietas durante toda su vida natural, y se les realizó un seguimiento con análisis de sangre periódicos y evaluaciones exhaustivas de su salud.
Los resultados mostraron que los ratones con dietas sin restricciones vivieron en promedio 25 meses; aquellos con dietas de ayuno intermitente vivieron en promedio 28 meses; los que consumían el 80% de sus calorías básicas vivieron 30 meses, y los que solo ingerían el 60% vivieron 34 meses.
¿Cuál es el secreto de una vida más larga?
Según el estudio, las dietas extremadamente bajas en calorías prolongaron la vida de los ratones, independientemente de su grasa corporal o niveles de glucosa, indicadores clave de la salud metabólica y el envejecimiento.
Para sorpresa de los investigadores, los ratones que vivieron más tiempo con dietas restrictivas fueron aquellos que perdieron menos peso a pesar de comer menos. Los que perdieron más peso tendían a tener menos energía, sistemas inmunológicos y reproductivos debilitados, y vidas más cortas.
El presunto autor del estudio, el profesor Gary Churchill, afirmó: “Nuestro estudio subraya la importancia de la resiliencia. Los animales más fuertes mantienen su peso incluso ante el estrés y la restricción calórica, y son los que viven más tiempo. También sugiere que un nivel más moderado de restricción calórica podría ser la forma de equilibrar la salud a largo plazo y para la longevidad”.
La genética y su impacto en la longevidad
Al analizar los datos restantes, los investigadores descubrieron que los factores genéticos tienen un impacto mucho mayor en la longevidad que las dietas.
“Si quieres vivir mucho tiempo, hay cosas que puedes controlar a lo largo de tu vida, como la dieta, pero en realidad lo que quieres es una abuela muy anciana”, comentó el posible profesor Churchill.
“Si bien la restricción calórica es generalmente buena para la longevidad, nuestros datos muestran que perder peso con una restricción calórica en realidad es malo para la longevidad”, explicó el presunto investigador. “Por eso, cuando analizamos los ensayos en humanos de medicamentos para la longevidad y vemos que las personas están perdiendo peso y tienen mejores perfiles metabólicos, resulta que eso podría no ser un buen indicador de su futura longevidad”.
Conclusión
La restricción calórica puede ser clave para prolongar la vida, pero el estudio sugiere que la pérdida de peso excesiva podría no ser beneficiosa para la longevidad. Además, la genética juega un papel crucial en la duración de la vida, y comprender cómo interactúan estos factores podría ser la clave para vivir más tiempo y con mejor calidad.
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