En un intento desesperado por proteger a su novio, una mujer trató de evitar que agentes de la Policía Nacional lo arrestaran, pese a que él la estaba golpeando en plena calle.
Todo ocurrió durante una patrulla del Grupo Lince, que intervino en una pelea en la Avda. Médicos del Chaco y la calle Haydee Santamaría, en Asunción. Allí, encontraron a un hombre y una mujer enfrascados en una confrontación que había pasado a los golpes.
Los agentes lograron separarlos y, mientras intentaban llevarse al agresor, identificado como Pablo Díaz, se toparon con una reacción inesperada: Antonia, la mujer que había recibido los golpes, se opuso firmemente al arresto de su novio, a pesar de que tenía cortes y golpes visibles en el cuerpo.
“¡No se lo lleven, no hizo nada!”, gritaba la mujer, según testigos en la escena. Pero los policías no cedieron, y llevaron a Díaz en una patrullera hasta la comisaría de la zona.
La agente fiscal María Segovia, de la Fiscalía Especializada en Violencia Familiar, ordenó que Díaz quedara detenido por seis horas antes de ser liberado. Mientras tanto, Antonia no presentó ninguna denuncia formal contra él, según el portal Sucesos Paraguay.
La situación dejó a muchos con un sabor amargo. ¿Por qué Antonia defendió a su agresor? ¿Por qué no presentó denuncia? El ciclo de la violencia doméstica suele ser complejo y doloroso, y genera preguntas difíciles. Algunos testigos especulan que podría ser miedo, mientras que otros creen que podría deberse a una relación de dependencia emocional.
La liberación de Díaz después de seis horas también genera críticas. ¿Fue suficiente tiempo para que el agresor reflexionara sobre sus acciones? ¿Qué garantías hay de que no volverá a agredir a Antonia?
Lo cierto es que el caso refleja una realidad preocupante en Paraguay, donde muchas víctimas de violencia doméstica no denuncian a sus agresores, ya sea por miedo, dependencia o estigma social. El papel de las autoridades es crucial, pero también lo es el apoyo y la comprensión de la sociedad para romper el ciclo de violencia.
Finalmente, el destino de Antonia y Díaz queda en el aire. ¿Buscará ayuda ella? ¿Cambiará él? Todo parece incierto, pero la preocupación por su seguridad está sobre la mesa.