“Revolución en el Tratamiento del Alzheimer: Científicos de Harvard Descubren una Terapia Inmunológica que Podría Recuperar la Memoria Perdida”
Un equipo de investigadores de Harvard está explorando un tratamiento innovador que podría cambiar el futuro del Alzheimer. El estudio, realizado en ratones, se enfocó en una proteína llamada TIM-3, que actúa como freno para las células inmunes cerebrales (microglía), impidiendo que eliminen las placas amiloides asociadas al deterioro cognitivo.
El autor principal, Vijay Kuchroo, profesor de Neurología en la Facultad de Medicina de Harvard y director del Instituto Gene Lay de Inmunología e Inflamación, explicó que al bloquear TIM-3, las microglías lograron eliminar estas placas, restaurando parcialmente la memoria en los roedores. Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para trasladar terapias inmunológicas usadas en oncología al tratamiento del Alzheimer.
Según Kuchroo, TIM-3 pertenece a un grupo de moléculas de “punto de control”, claves para regular el sistema inmunitario. Estas moléculas previenen que las respuestas inmunes se descontrolen, pero en enfermedades como el cáncer o el Alzheimer, pueden ser aprovechadas por el cuerpo o incluso los tumores para sobrevivir. En este caso, la acumulación de placas en el cerebro parece estar relacionada con una expresión elevada de TIM-3 en la microglía.
Para probar su hipótesis, los científicos utilizaron ratones modificados genéticamente para carecer de TIM-3. Al eliminar esta proteína, las microglías mejoraron su capacidad para eliminar las placas amiloides, lo que se correlacionó con una recuperación notable de la memoria. Por ejemplo, los ratones tratados mostraron comportamientos normales, como esconderse en espacios cerrados, indicando una mejor función cognitiva.
Este hallazgo, publicado en Nature, podría llevar al desarrollo de anticuerpos anti-TIM-3 o pequeñas moléculas capaces de bloquear su función inhibidora. Además, dado que TIM-3 tiene una expresión selectiva en el cerebro, los tratamientos podrían evitar los efectos secundarios de otras terapias antiamiloides, como daños vasculares.
Kuchroo destacó que el trabajo llevó cinco años, con experimentos que duraron entre ocho y nueve meses cada uno. Actualmente, el equipo está evaluando si anticuerpos anti-TIM-3 humanos pueden detener la formación de placas en modelos murinos con genes humanos insertados. Esto permitirá avanzar hacia posibles aplicaciones clínicas en pacientes con Alzheimer de inicio tardío.