La elección del brazo donde recibimos una vacuna podría ser más importante de lo que pensábamos. Un estudio reciente revela que administrar dosis de refuerzo en el mismo brazo que la primera dosis puede potenciar significativamente la rapidez y eficacia de la respuesta inmunitaria. Investigadores australianos han comenzado a desentrañar las razones biológicas detrás de este fenómeno, abriendo nuevas posibilidades para optimizar futuras estrategias de vacunación.
La Importancia del Brazo en la Vacunación
Durante años, se creyó que la ubicación de la inyección era solo cuestión de comodidad. Sin embargo, estudios previos ya sugerían que usar el mismo brazo para las dosis iniciales y de refuerzo podría mejorar la respuesta del sistema inmunitario. Ahora, investigaciones recientes muestran que el sitio de vacunación influye directamente en cómo las células inmunitarias se activan y generan anticuerpos protectores.
Hallazgos Clave del Estudio Australiano
El 28 de abril, la revista Cell publicó un estudio liderado por investigadores australianos que analizó la respuesta inmunitaria en ratones tras recibir vacunas. Los resultados mostraron que los macrófagos, células especializadas en combatir patógenos, se organizan en los ganglios linfáticos cercanos al sitio de la inyección. Estas células no solo devoran patógenos, sino que también coordinan la acción de otras, como las células B de memoria, responsables de recordar infecciones previas.
Anthony Kelleher, investigador del Instituto Garvan de Investigación Médica y del Instituto Kirby, explicó: “Analizamos la biología compleja en ratones y luego encontramos hallazgos similares en humanos. Todo ocurre en el ganglio linfático, donde se genera la respuesta inmunitaria”.
El Papel de los Ganglios Linfáticos y las Células B de Memoria
Cuando una vacuna introduce un antígeno inofensivo, este viaja a los ganglios linfáticos, que actúan como centros de entrenamiento del sistema inmunitario. Allí, las células B de memoria migran hacia la capa externa del ganglio y colaboran con los macrófagos residentes. Al aplicar una dosis de refuerzo en el mismo brazo, estos macrófagos capturan el antígeno más eficientemente y activan rápidamente a las células B de memoria, generando anticuerpos de alta calidad.
Rama Dhenni, coautora del estudio, señaló: “Los macrófagos cercanos al punto de inyección juegan un papel clave en la respuesta inmunitaria. Esto podría mejorar la protección ante futuras exposiciones al patógeno”.
Resultados en Humanos
Para validar sus hallazgos, el equipo realizó un estudio clínico con 30 voluntarios vacunados con Pfizer-BioNTech contra la COVID-19. Diez recibieron la dosis de refuerzo en el mismo brazo, mientras que otros diez la recibieron en el brazo opuesto.
Los resultados mostraron que quienes mantuvieron la misma ubicación comenzaron a producir anticuerpos neutralizantes más rápido, incluso contra variantes como Delta y Ómicron. Aunque ambos grupos igualaron los niveles de anticuerpos tras cuatro semanas, la protección temprana podría ser crucial en brotes epidémicos.
Mee Ling Munier, inmunóloga del estudio, comentó: “Si has recibido vacunas en diferentes brazos, no te preocupes: con el tiempo, la diferencia disminuye. Pero en una pandemia, esas primeras semanas de protección podrían marcar una gran diferencia”.
Limitaciones y Futuras Investigaciones
A pesar de los resultados prometedores, los investigadores reconocen que el tamaño de la muestra fue pequeño. Además, otros estudios sugieren beneficios al cambiar de brazo, lo que indica que aún queda mucho por descubrir.
Tri Phan, inmunólogo clínico, concluyó: “Si logramos entender mejor las interacciones entre las células B de memoria y los macrófagos, podríamos desarrollar vacunas más efectivas que requieran menos refuerzos”.
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